Reflexiones a 18 años del primer Capital Semilla

El 22 de enero recién pasado, CORFO presentó la plataforma DataEmprendimiento, una base de datos que contiene información detallada de cada uno de los proyectos de emprendimiento apoyados desde 2001 por el Estado.

Así, 18 años de datos reflejan la historia del capital semilla de CORFO. Y, al igual que las personas cuando cumplen la mayoría de edad, las líneas de “subsidio semilla” han ido creciendo, madurando y haciéndose más especializadas.

Entre 2001 y 2005, solo existía la línea de capital semilla, la cual subsidió 101 emprendimientos en esos cinco años, totalizando 3.000 millones de pesos en aportes del Estado a los emprendedores. A partir de la creación de InnovaChile, en el año 2005, esta cifra salta a un promedio de 3.400 millones de pesos al año, apoyando 507 perfiles que recibieron 6 millones de pesos cada uno, para preparar su postulación a la línea principal y 363 emprendimientos que recibieron un aporte de 39 millones de pesos cada uno. En total entre los años 2006 y 2010 se financiaron 870 proyectos.

En 2011 entra en régimen un programa que puede considerarse una “vuelta de tuerca” respecto al capital semilla: StartUp-Chile, que surge inicialmente como un medio de atraer hacia nuestro país  a emprendedores extranjeros de un nivel similar a quienes obtenían capital de riesgo en Silicon Valley, California. Posteriormente, se abrió a emprendedores de todo el mundo y también a chilenos, aportándoles no solamente dinero -20 millones de pesos para invertir y gestionar el emprendimiento- sino también acompañamiento y apoyo con el fin de “acelerar” el despegue de sus negocios. Desde su creación hasta diciembre de 2018, StartUp-Chile ha contribuido a iniciar y acelerar 1.716 emprendimientos, con un aporte total de casi 35.100 millones de pesos.

El surgimiento de StartUp-Chile no fue obstáculo para que siguiera funcionando la línea de Capital Semilla, y además se crearan otros sistemas que buscaban agilizar y flexibilizar la asignación de recursos para emprender, por medio de la colaboración de entidades especializadas. Así se gestan las líneas SSAF (subsidio semilla de asignación flexible). Por ello, a partir de 2011 se observa un nuevo salto en el volumen total de recursos, pasando de 4.500 millones de pesos en 2010 a 8.800 millones el año siguiente. Esta tendencia al alza se mantendrá hasta el año 2016, cuando los recursos aportados por CORFO a los subsidios semilla llegaron a 18.300 millones de pesos.

Lamentablemente, los recursos públicos para el fomento al emprendimiento y el número de proyectos financiados se redujeron en 2017 y en 2018. En 2017 se contó con $2.200 millones menos que el año anterior y en 2018 disminuyeron en otros $3.000 millones, reduciendo aproximadamente 100 emprendimientos apoyados por año. De este modo, se retrocedió a la cifra del año 2014, tanto en fondos como en número de emprendimientos subsidiados.

Esta reducción no se explica por falta de demanda, ya que las postulaciones siguen creciendo. Ni por malos resultados, ya que los emprendimientos creados han generado solamente por el aumento de sus ventas un incremento de la recaudación fiscal que triplica los montos invertidos, según se expuso en la misma CORFO durante el lanzamiento de la plataforma DataEmprendimiento. Adicionalmente, los emprendimientos reflejan una reducción en la edad de los emprendedores, un profesionalización cada vez mayor y una creciente participación de mujeres en los equipos fundadores. Es decir, hay un alineamiento con las tendencias globales. El emprendimiento dinámico asumido por jóvenes profesionales –hombres y mujeres- es una de las pocas llaves que nos pueden generar desarrollo sostenible a mediano y largo plazo, con empleos de calidad, agregando valor y sin depender solamente de la extracción de recursos naturales.

¿Qué puede explicar que una política que ha demorado años en madurar, que ha promovido el desarrollo de aproximadamente 6.000 nuevos emprendimientos con alto potencial de crecimiento y que ha contribuido a crear un ambiente emprendedor en el país, haya visto reducido su financiamiento en 28,7% en los últimos dos años?. Si el argumento es solamente por ajuste fiscal, estamos ante un caso de extrema miopía en las prioridades de política pública, ya que la tributación por las ventas de esos 200 emprendimientos dinámicos que se han dejado de financiar, más que compensan los $3.200 millones de ese mal entendido ahorro fiscal.

Si hay otras razones que pudiesen anular la evaluación positiva que la misma CORFO presentó en relación a las líneas de capital semilla, sería interesante que fueran expuestas de forma clara, directa y sincera.

 

Publicada en: Innovacion.cl
Fecha: 28 de febrero, 2019.